miércoles, 16 de enero de 2013

VIDA SANA



 Vivir y mantenerse en condiciones saludables es un derecho constitucional de la persona, de ello depende, en buena parte, el resto de su actividad existencial. Por lo tanto, debe ser un objetivo a trabajar durante todo el ciclo vital.   



 artículo 43, el  derecho a la protección de la salud

 

Llegar alcanzar  un estado de salud favorable y óptima exige, no sólo medidas iniciada por los poderes públicos, sino que es  también responsabilidad de cada persona hacia el cuidado de su propia salud. 

¿Cómo?

  • Desarrollando hábitos de vida saludable.
  • Manteniendo una adecuada  actividad física y mental
  • La inserción participativa en la realidad social en la que se esté inmerso. 
     


     
Como hábitos de vida saludable podemos entender, entre otros, mantener una alimentación equilibrada, también llamada saludable. Es aquella que hace posible al individuo, el mantenimiento de un óptimo estado de salud a la vez que permite el ejercicio de las distintas actividades que conlleva cada tipo de trabajo.







La alimentación equilibrada debe apoyarse en tres normas fundamentales:

  • La ración alimentaria debe aportar diariamente la cantidad de energía necesaria para el buen funcionamiento del organismo y la continuidad de la vida.
  • Debe aportar también los nutrientes energéticos y no energéticos que permitan cubrir adecuadamente la función de nutrición. 
  • Los aportes nutricionales descritos deben recibirse en proporción adecuada. Ello implica que debe respetarse un cierto equilibrio entre los componentes de la ración alimentaria.



La actividad física se puede considerar una herramienta preventiva de primer orden, pudiéndose utilizar en la prevención primaria, secundaria y terciaria de multitud de enfermedades. 

Está demostrado que su práctica regular  puede contribuir a favorecer una longevidad más activa y con mayor calidad de vida, (de manera que las personas mayores activas mantienen mejor su capacidad funcional y la utilizan más eficientemente que las sedentarias)


La actividad física se debe adaptar a las condiciones físicas, edad, ocupación. La constancia en el ejercicio elegido es de vital importancia. Debe ser ameno, que nos permita divertirnos, fortalecer lazos sociales, reír…


Una adecuada actividad  mental se consigue manteniendo las relaciones interpersonales, asociándose, y sobre todo estando presentes en la vida de la comunidad.









La alimentación sana y el ejercicio deben completarse con hábitos saludables como dejar de fumar y evitar el consumo excesivo de bebidas alcohólicas. 


De esta forma podremos alcanzar una VIDA más SANA.
 

Inma Medina
(Técnico en Nutrición)




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